La reverencia que importa, pero desde su término práctico de valiosa composición, esa que se siente y se honra. Dicen algunos: «aquella virtud enterrada»… ¡Ay si la despertáramos! El calor humano comenzaría a hacer lo suyo.
La reverencia protege, es vida y por supuesto que nos devuelve la respiración. El viaje comienza a tener sentido. Se abren los canales de una comunicación fluida, con gran elocuencia de por medio.
Respirar bien ES hablar bien y ES tener reverencia… ¡Sí! Eres tú la misma reverencia, Creador de todo.
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Dibujo: Freepik
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