Todo lo demás es distracción. Lo mejor es la pasión incandescente. Queda allí… plantada eternamente…
A veces se retrocede al mismo estado: infelicidad… porque ese tipo de “felicidad” mal nombrada es solo un acontecimiento.
La verdadera experimentación es un estado mental. Una decisión. Es luz y creación. Naturaleza.
¿Quién es dichoso? El que gusta y ama lo que ve, siente, escucha, huele, palpa… cuando los cinco sentidos se encuentran en constante agradecimiento.
Agradecimiento por la simplicidad. Es un aprendizaje de dominio. El arte de disfrutar permanentemente.
Felicidad es energía y dinamismo. Tener el oxígeno cerca. El deleite de crear movimiento.
Inicia en la cabeza, se desliza por los dedos, se distribuye por el cuerpo y luego atrae a otros. Todos haciendo lo mismo con variaciones multicolores.
Gracias a ellos, a los árboles. Son todo lo que necesitamos en la vida. No debemos tener miedo. Ya forman parte de nuestro ser. Somos ellos y ellos nosotros.
A su lado nos encontramos con el silencio que ama y revive nuestras almas. Es presencia pura. Nuestros amigos. Conexión y meditación.
Sí, los efectos son misteriosos pero con resultados reales. Es vivir con energía. Es enfatizar la vida. Es dar honor a nuestra verdadera ciudad. Felicidad natural.
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