El asombro impulsa a cazadores de talentos y la pasión conquista a lucientes talentosos. Al capaz, todo mundo lo elogia.
Ellos son distintos, productivos y entretenidos. La ambición, dinamismo y gracia giran en su cabeza, corazón y manos.
Son escasos, comprometidos e indispensables. Pero…los talentosos necesitan vitaminas de administración.
Administrar es el instrumento oportuno que orienta a la acción. Es ordenar y organizar.
Administrar es la fragancia que debería desprenderse de toda persona.
Administrar es la esencia que envuelve objetivos. Significa movilizar los talentos para hacer brillar grandes acciones.
Administrar implica un cuidado y apreciación del gran arte humano: nuestras vidas.
Administrar involucra una gestión de habilidades para impactar en el mundo con un acto de «colaboración».
Administrar persigue hazañas brillantes que requieren tiempo, organización, paz y control.
Administrar es el compromiso con nosotros mismos para lograr vidas estables, con bienestar.
Administrar conlleva a una mayordomía de nosotros como seres completos: talentosos, pero equilibrados.
Administrar persigue el proceso hacia la búsqueda de la sabiduría. Precisa de tranquilidad para ejercer la misión y disfrutar plenamente.
Administrar implica un acto inteligente para manejar el potencial sin desgastar los motores. Administrar es encender la chispa para gestionar la herencia.
Si quieres recibir nuestros escritos y llenarte de luz, puedes suscribirte aquí.