Nació en un lugar no muy lindo, lleno de suciedad e incomodidad, pero su olor llegó a derretir como ciprés en todas las estaciones del año.
Arrivó con todo un destino de amor y compasión, arrivó para entregar un oasis de las aguas más puras y refrescantes.
Fue entregado como presente inusual e inesperado, envuelto en grandes misterios y obras.
Vino a repartir sonrisa, esperanza, amor. Vino aunque nadie lo pidió, pero vino porque era necesario. Vino porque era el momento, vino para notarlo y anhelarlo.
Se levantó con valentía y presencia, caminando al lado mío y suyo. Se levantó en medio de corazones rotos, sucios y oscuros. Se levantó con perfección, inmensidad y profundidad.
Este año, el otro año y todos los años llega, se hospeda y celebra. Es impulsado por nuestros rostros a derramar su fragante ciprés completamente en nuestras vidas.
Christy Petri (Quesada Segura)